miércoles, 7 de noviembre de 2018

I.D. (Emma Ríos)

Una distopía que analiza el conflicto entre precepción e identidad a través de la lucha de tres personas que consideran un "trasplante de cuerpo" como la solución a sus vidas.
¿Por qué no te gusta tu cuerpo? Se o nos pregunta la autora al principio de este libro... y una serie de repuestas parecen quedar flotando en el aire. 
En un futuro, quizás no muy lejano, será posible el trasplante de cuerpos. Los tres protagonistas de esta historia tienen distintos motivos para "repudiar" su propio cuerpo... ¿conseguirán su propósito?
Además de estar bien pensado, dibujado y documentado, el libro arrastra al lector hacia una interesante reflexión en la que se cruzan lo político, lo legal y lo moral con la relación más intima que cada uno tiene con su propio ser. 

Muy recomendable para todas las edades; pero quizás a partir de 15 se puede profundizar un poco en el tema. 
Publicado por Astiberri

Un par de viñetas para observar los trazos: 



Seda (Baricco, Alessandro)


Se trata de una obra ya clásica que, más que un libro es una sugerencia. Me explico, es extremadamente corto, no profundiza en nada, está construido a partir de repeticiones que sugieren lugares y movimientos de los que prácticamente no se cuenta nada; los personajes apenas están descritos, ni física ni psicológicamente (salvo unos apuntes mínimos) y, sin embargo, el libro es una pequeña joyita, un poema en prosa. 
La historia es sencilla: Hervé Joncour trabaja para Baldabiou, que lo envía a Japón en busca de gusanos de seda. Allí conoce a Hara Kei, con quien hace negocios, y a una muchacha que lo acompaña, de la que se enamora, pero a la que no tiene acceso. 
Joncour es feliz en su matrimonio con Hélène y está contento con su vida, pero poco a poco va obsesionándose con la muchacha, de la que no conoce ni la voz. 
Se da así una especie de triángulo amoroso en el que juega un papel determinante Madame Blanche-, un triángulo de deseos profundos y contenidos, como la propia narración; un juego más imaginado que real, como se ve en un pasaje erótico bastante explícito. 
Quiero llamar la atención con respecto a este pasaje porque a pesar de ser bastante explícito se trata de un encuentro lleno de amor y ternura, de respeto por el ser amado; algo que está muy lejos de la burda vulgaridad que campa a sus anchas por libros de lectura desgraciadamente habitual, muchos de ellos orientados al público juvenil.
Por esta escena lo recomiendo para mayores de 16 años, pero puede leerlo cualquiera. 

Publicado por Anagrama. 
Páginas: 125; con letra grande y numerosos espacios. Realmente el libro se lee de dos horas. 

Fragmento: 
Por vez primera en su vida, Hervé Joncour llevó a su mujer aquel verano a la Riviera. Se instalaron durante dos semanas en un hotel de Niza, frecuentado sobre todo por ingleses y famoso por las veladas musicales que ofrecía a sus clientes. 
Hélène se había convencido de que en un lugar como aquel lograrían concebir el hijo que, en vano, habían esperado durante años. Juntos decidieron que sería un niño. Y que se llamaría Philippe. Participaban con discreción en la vida mundana del balneario, para divertirse después, encerrados en su habitación, burlándose de los tipos extraños que habían conocido. Una noche, durante un concierto, conocieron a un comerciante de pieles polaco: decía que había estado en Japón. 
La noche antes de partir, Hervé Joncour se despertó cuando todavía era de noche, y se levantó y se acercó a la cama de Hélène. Cuando abrió los ojos, él oyó su propia voz que decía suavemente: 
-Te amaré siempre. 





Una casa para siempre (E. Vila-Matas)


El libro cuenta la historia de un ventrílocuo que ha perdido su voz y se expresa a través de los personajes con los que trabaja. Este hombre va contando su vida mediante una sucesión de relatos que rompen la estructura novelesca; en realidad podríamos decir que el libro está a medio camino entre la novela y el cuento. 
La lectura me parece un poco confusa y bastante exigente con el receptor, puesto que no hay una continuidad temporal y en ocasiones la relación entre unos cuentos y otros es bastante laxa. 
De la biografía del protagonista podemos decir que de niño conoció a un personaje turbio, un loco que asesinó a una niña, Laura, que formaba parte de su pandilla de veraneo junto con Pedro. Años después, ya siendo él ventrílocuo, se encuentra con Pedro (con el que ya no tiene nada que ver) y se produce otro asesinato similar. Por otra parte, ya siendo un ventrílocuo exitoso, comete él mismo un asesinato del que acabará huyendo. 
En el libro se habla de las relaciones, de la paternidad, del dolor, de la soledad o la incomprensión, pero sobre todo de la voz de cada uno y de la ficción como lugar de refugio que nos puede ayudar a entender la realidad. 
Es el padre del protagonista quien, en su lecho de muerte, le regala este mundo, que su hijo habitará para siempre, como se ve la última parte del libro y que pone título al mismo. 

Lo cierto es que, como he comentado, me parece un libro complicado que creo que poco le puede interesar a un lector joven. Lo recomendaría más bien para un público adulto. 

Publicado por Debolsillo. 
Páginas: 125. 

Fragmento: 
De mi madre siempre supe poco. Alguien la mató en la casa de Bérgamo, dos días después de que yo naciera. El crimen fue todo un misterio que creí dar por resuelto el día en que cumplí veinte años, y mi padre, desde su lecho de muerte, reclamó mi presencia y me dijo que, por desconfianza a los adjetivos, estaba aproximándose al momento en que enmudecería radicalmente, pero que antes deseaba contarme algo que juzgaba importante que yo supiera. "Incluso las palabras nos abandonan", recuerdo que dijo, "y con eso está dicho todo, pero antes debes saber que tu madre murió porque yo así lo dispuse" .Pensé de inmediato en un asesino a sueldo y, pasados los primeros instantes de perplejidad, comencé a dar por cierto lo que mi padre estaba confesando. Cada vez que pensaba en el hacha ensangrentada sentía que el mundo se hundía a mis pies y que atrás quedaban, patéticamente dibujadas para siempre, las escenas (de alegría y plenitud que me habían hecho idealizar la figura paterna y forjar la imagen mítica de un hombre siempre levantado antes de la aurora, en pijama, con los hombros cubiertos por un chal, el cigarrillo entre los dedos, los ojos fijos en la veleta de una chimenea, mirando nacer el día, entregándose con implacable regularidad y con monstruosa perseverancia al rito solitario de crear su propio lenguaje a través de la escritura de un libro de memorias o inventario de nostalgias que siempre pensé que, a su muerte, pasaría a formar parte de mi tierna aunque pavorosa herencia.

El largo adiós (Chandler, Raymon)


Peter Marlow conoce a Terry Lennox durante una de sus muchas borracheras. Sin saber muy bien por qué le coge aprecio inmediato y, cuando Lennox se ve envuelto en graves problemas, Marlow decide ayudarlo para que pueda huir a México; dando por sentado, por supuesto, que es inocente. 
Sin embargo, al poco tiempo, Lennox se suicida dejando una carta de confesión.
Todavía no se ha repuesto Marlow de su sorpresa, pues algo no le encaja, cuando requiere sus servicios la señora Wade. Lo que pretende es que el detective encuentre a su marido, Roger: escritor de éxito y alcohólico empedernido que lleva días sin aparecer. 
Las dos historias acabarán entrecruzándose para dar lugar a la que está considerada la mejor novela policíaca de todos los tiempos. 
Bueno, sin atreverme a ratificar tal afirmación diré que se trata de un buen libro de género, una especie de fuente de la que han bebido numerosos autores de novela negra (como Piglia, sin ir más lejos). 

Se puede leer a cualquier edad pero hay que tener en cuenta su extensión. Quizás a partir de 15 años está bien; eso sí, para lectores experimentados. 
Publicado por Debolsillo. 
Páginas: 446. 

Fragmento: 
Cuando Wade abrió la puerta, el zumbido proveniente del salón nos estalló en la cara. Parecía más alto que antes, si esto era posible. Unas dos copas más alto. Wade saludó a unos y a otros, y daba la impresión que la gente se alegraba de verlo. Pero a estas alturas se hubieran alegrado de ver a un asesino en serie con un punzón de hielo. La vida no era más que un gran vodevil. 
Por el camino hacia el bar nos tropezamos cara a cara con el doctor Lorign y su esposa. Él se levantó y dio un paso adelante para enfrentarse a Wade . Una expresión de odio le desfiguraba el rostro. 
-Me alegro de verlo, doctor -digo Wade con amabilidad-. Hola, Linda. ¿Por qué te escondes últimamente? No, creo que ha sido una pregunta estúpida. Yo...
-Señor Wade, dijo Loring con una voz algo temblorosa-, tengo algo que decirle. Algo muy sencillo y, espero, muy terminante. Apártese de mi mujer. 
Wade lo miró con curiosidad. 
-Doctor, usted está cansado. Y no ha bebido nada. Deje que le traiga una copa. 
-No bebo, señor Wade. Y, como sabe perfectamente, estoy aquí con un único propósito, y acabo de hacerlo patente. 
-Bien, creo que lo he comprendido -repuso Wade aun amable-. Y como es un invitado en mi casa, no tengo nada que decirle, excepto que creo que está usted delirando. 
A nuestro alrededor las conversaciones se habían detenido. Chicos y chicas eran todo oídos. Una superproducción. El doctor Loring sacó un par de guates del bolsillo, los estiró, agarró un por un dedo y lo estrelló con violencia contra el rostro de Wade. 
Wade ni siquiera parpadeó. 

martes, 6 de noviembre de 2018

Los girasoles ciegos (Méndez, Alberto)


Los girasoles ciegos es la magnífica novela de Alberto Méndez. Digo la porque, al menos que yo sepa, es su única novela. 
La obra se compone de cuatro relatos (cuatro derrotas) que se relacionan entre sí, de manera que juntos conforman una novela, pero también permiten la lectura por separado; eso sí: solo leyendo todas las partes llega saberse qué pasa con los personajes.

Primera derrota: 1939 o Si el corazón dejara de latir
Narra la historia de Alegría, un capitán de las fuerzas franquistas que decide desertar y unirse al bando republicano justo cuando los nacionales ganan la guerra, alegando que se había dado cuenta de que su bando no quería ganar la guerra, sino aniquilar al enemigo. No acaba bien.

Segunda derrota: 1940 o El manuscrito encontrado en el olvido
Un poeta huye con su mujer, embarazada de ocho meses. Durante la marcha, por el monte, la chica, Elena, se pone de parto y muere. Desesperado, el muchacho no sabe qué hacer con el bebé pero, a fuerza de trabajos y aislados en medio de la nieve, consigue mantenerlo con vida. Al mismo tiempo va escribiendo una especie de diario que alguien encuentra un tiempo después. No acaba bien.

Tercera derrota: 1941 o El idioma de los muertos
Juan Senra está preso en una cárcel franquista (obviamente, dado el año en el que transcurre). Las penurias que pasa son incontables, como lo son los represaliados, los seres anónimos que salen cada noche en una furgoneta con destino al paredón. Ese sería también el futuro de Juan Senra si no fuera porque se aferra a una mentira y le hace creer al coronel Eymar y a su mujer que ha conocido a su hijo, del que inventa hazañas y aventuras. Juan Senra hace, entre la miseria, un amigo, conoce a Alegría, e intenta escribirle una carta de despedida a su hermano, consciente de que su futuro pende de una mentira, y esta de una capacidad cada vez más débil de soportar la tristeza. ¿Acabará bien?

Cuarta derrota: 1942 o Los girasoles ciegos
Los girasoles ciegos son la metáfora de la gente perdida, que no sabe a qué aferrarse, ni qué lugar ocupa en el mundo, ni cómo ha llegado a ser quién es, ni qué es, ni por qué. Esta es la situación está el diácono que se obsesiona con una mujer. Esta mujer, Elena, vive con su hijo, Lorenzo, y con su marido, un republicado que se esconde en un armario. La relaciones de estos personajes con los de los cuentos anteriores son cercanas. Tampoco acaba bien. 

Es un libro sobrecogedor y magnífico. Las historias son breves pero están llenas de detalles, de palabras precisas que llenan todos los huecos de matices. Un libro imprescindible que nos deja el amargo sabor de la derrota pero que también nos refresca la memoria y nos previene contra el peligroso "no volverá a pasar". 

Publicado por Anagrama. 
Páginas: 155.

Fragmento: 
Con la turbación con que se pronuncia un sortilegio, Juan Senra, profesor de chelo, dijo sí y, sin saberlo, salvó momentáneamente su vida. 
- ¿De verdad le conoció? - preguntó el coronel Eymar, sacudiendo su somnolencia e iniciando un gesto de aproximación al acusado, algo parecido al interés de un entomólogo que se fija en algo diminuto que se mueve. 
-Sí.
-¡Sí, mi coronel! -tronó atiplado su coronel. 
-Sí, mi coronel. 
Juan Senra llevaba en pie desde el alba, vestido con un mono azul y un jersey raído que dejaba entrar el frío y manar el miedo. Su extremada delgadez, la nuez que saltaba asustada cada vez que tragaba saliva y un abatimiento que enarcaba sus espaldas hasta hacer de él algo convexo, le habían convertido en una cicatriz de hombre incapaz ya de fijar la mirada sin sentir náuseas. 
-¿Dónde?
-En la cárcel de Porlier. 


En tierras bajas (Müller, Herta)

La autora rumana nos presenta un libro de cuentos en el que narra la vida de una aldea durante la dictadura de Ceaucescu. 
Los cuentos están escritos desde la perspectiva de una niña, lo que lleva a la narradora a contar sucesos trágicos con un aire de inocencia que acrecienta el desasosiego del lector y produce un extraño efecto antitético. 
Müller no habla de política, pero cada uno de los relatos es una pequeña crítica, una pequeña rebelión, pues la decisiones políticas afectan a cada uno de los habitantes de esa aldea, sean o no conscientes de ello. Es tal la crítica que se hace, que la propia autora acabó exiliada por las presiones del gobierno rumano. 
El libro consta de quince cuentos de extensión variable. Todos están narrados por la misma autora e inmersos en una especie de nebulosa, un ambiente onírico que refleja la incomprensión de la realidad circundante. 

La lectura de este libro es muy aconsejable, no solo por el tema que trata, sino también porque está magníficamente escrito (no en vano su autora recibió en Premio Nobel de Literatura en 2009). 

Se puede leer perfectamente a partir de los 16 años, si bien es cierto que convendría tener un poco de madurez para poder entender algunos pasajes. 

Publicado por Debolsillo.
Páginas: 192. 

Fragmento: 
"En tierras bajas"
Mientras hablaba, papá no dejó de acariciarle el lomo a la ternera. Yo lo miré a la cara. No se le notaba que estaba mintiendo. Quise sacar su mano del lomo de la ternera, quise tirar esa mano al patio y pisotearla. Quise que se le cayeran los dientes por decir esa mentira. 
Papá era un mentiroso. Y todos los allí presentes también mentían con su silencio. Todos estaban ahí papando moscas. Los fui mirando uno a uno: sus horribles caras sebosas, sus narices, sus ojos, sus cabezas de pelambre hirsuta. La barba de dos días de papá duplicaba y ocultaba su ordinariez. Las manos de papá rubricaban sus palabras mendaces y resultaban convincentes en cada uno de sus gestos. 
El veterinario sacó un cuadernillo de su cartera pringosa, escribió algo en una hoja, la arrancó y se la entregó a papá. Mientras el hombre escribía, papá ya le había metido un billete de cien lei en el bolsillo del abrigo, pero el veterinario fingió no darse cuenta y siguió escribiendo. 
Papá se quedó con la hoja en la mano. En ella constaba que la ternera se había accidentado. Era la autorización para el sacrificio de urgencia. 
El veterinario vació también de un solo trago la octava copita de aguardiente y ahuyentó de su bicicleta a las gallinas, que se dispersaron cacareando. 



Volver (Jaime Gil de Biedma)

  Después de mucho tiempo vuelvo a leer este libro de Gil de Biedma: representante indispensable de la llamada Generación de los 50. Algunos...