martes, 3 de julio de 2018

La carretera (Cormac McCarthy)

Un padre y un hijo recorren una carretera de norte a sur en un mundo apocalíptico. Se trata de una distopía en la que algún tipo de fenómeno meteorológico o guerra química (no se dice qué) ha dejado la tierra convertida en un yermo en la que el alimento escasea y grupos de humanos intentan sobrevivir a cualquier precio. 
El padre intenta proteger a su hijo de los horrores que los rodean: bandas de caníbales salen de caza sumando el terror al hambre, al frío, al silencio, a la nada que perturba cada segundo de la narración. Y tras la nada, el horror. 
Es uno de los grandes libros de los últimos años. Una obra que provoca angustia, no sólo por la dureza de lo que narra sino por la forma de hacerlo: con una sintaxis seca y cortante, tanto en la narración como en los diálogos. Como si cada frase fuese un paso más que esta pequeña familia le arranca a la muerte. 

Es una obra maestra. Muy recomendable, aunque puede herir sensibilidades. 

Publicada por Penguin Random Hause Grupo Editorial, colección Debolsillo, 2009

Fragmento: 
Pasaron por poblaciones que recomendaban a la gente no entrar en ellas con mensajes escritos de cualquier manera en vallas publicitarias. Las vallas habían sido blanqueadas a capas finas de pintura al objeto de poder escribir en ellas y a través de la pintura podía verse un pálido palimpsesto de publicidad de artículos que ya no existían. Se sentaron en la cuneta y comieron las manzanas que les quedaban. 
¿Qué pasa?, dijo el hombre. 
Nada. 
Encontraremos comida. Siempre encontramos algo. 
El chico guardó silencio. El hombre le observó. 
No se trata de eso, ¿verdad?
Da igual. 
Dímelo. 
El chico desvió la mirada carretera abajo. 
Quiero que me lo digas. No pasa nada. 
El chico negó con la cabeza. 
Mírame, dijo el hombre. 
Se volvió y le miró. Parecía que hubiera estado llorando. 
Habla. 
Nosotros nunca nos comeríamos a nadie, ¿verdad?
No. Claro que no. 
¿Aunque estuviéramos muriéndonos de hambre?
Ya lo estamos. 
Tú dijiste que no. 
Dije que no nos estábamos muriendo. No que no estuviésemos muertos de hambre. 
Pero no lo haríamos. 
Pase lo que pase. 
Pase lo que pase. 
Porque nosotros somos de los buenos. 
Sí. 

Puedes ver el tráiler de la adaptación cinematográfica: 

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