viernes, 21 de septiembre de 2018

Blanco nocturno (Piglia, Ricardo)


Las hermanas Belladona (Ada y Sofía) conocen a Toni Durán, un americano procedente de Puerto Rico, y él las sigue a un pueblo del interior en la provincia de Buenos Aires. Entre la aparente calma del campo hay muchas fuerzas y poderes ocultos que desencadenarán la muerte de Durán. 
A la investigación policíaca llevada a cabo por el inspector Croce y por el periodista Emilio Renzi, se le suman las peripecias de la familia Belladona, de las hermanas y de los dos hermanos, sobre todo de Luca, una especie de genio que consigue levantar una fábrica con sus propias manos. 
El crimen se resuelve: conocemos al asesino y la causa de la muerte; pero ¿Qué sucede con el asesino? ¿Quién lo induce a cometer el asesinato? ¿Por qué? ¿Quién carga con la culpa? ¿Qué pasa con Croce? ¿Qué intereses tiene el jefe de policía, Cueto? ¿Y qué relación mantiene con Ada Belladona y su familia?

¿Es un pato o una liebre?


Es un libro interesante en el que las apariencias no se corresponden con la realidad, aunque a veces, sobre todo en la segunda parte, el alarde intelectual del autor hace que la acción se ralentice demasiado y complica, creo que innecesariamente, la lectura.

Se trata de una novela interesante, pero no me parece que sea apta para todos los públicos sino que requiere un poco de esfuerzo por parte del lector.

Fragmento
La noticia de que Croce había encontrado al asesino de Durán en un rancho por Tapalqué sorprendió a todos. Parecía uno de sus actos de prestidigitación que cimentaban su fama. 
-Vieron a un tipo chiquito, medio amarillo, entrar y salir de la pieza, y pensaron que era Dazai -explicó Croce. Reconstruyó el crimen en una pizarra con mapas y diagramas. Este era el pasillo, aquí estaba el baño, lo vieron salir por acá. Hizo una cruz en la pizarra-. El que lo mató se llamaba Anselmo Arce, nació en el departamento de Maldonado, fue aprendiz en el hipódromo de Maroñas y terminó de jockey en La Plata, excelente jinete, muy considerado. Corrió en Palermo y en San Isidro y después se metió en líos y terminó en las cuadreras de la provincia. Tengo una carta en la que confiesa el hecho. Se ha suicidado -concluyó Croce-. Descubrimos que habían usado el viejo montacargas del hotel para bajar la plata. 




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